Cómo superar la inseguridad estética y aceptar tu cuerpo.

Rompe con la presión del "Cuerpo Perfecto"

¿Cuántas experiencias me he perdido por no sentir que tengo el cuerpo perfecto?
¿Cuántas veces he puesto mi salud en segundo plano solo para cumplir con un ideal estético?
¿Cuántas veces he dicho que no me apetecía, pero en realidad sí, solo por no mostrar mi cuerpo?

Amarte no significa esclavizarte.

Si estas preguntas resuenan en ti, quédate un momento conmigo…
Vivimos en una sociedad exigente, con expectativas que pesan sobre todos, pero hoy quiero dirigirme a mis compañeras de camino. A todas las mujeres que, en algún momento, han sentido la presión estética sobre sus cuerpos. Nos dicen que debemos cuidarnos, que la salud es lo primero, pero al mismo tiempo nos envían un mensaje en voz baja: No te olvides de tus formas.

Y cuando hablan de formas, no se refieren a los modales o la educación. Eso ya lo sufrieron nuestras ancestras, a quienes se les pedía boca callada y compostura. Hoy, el mandato es sobre nuestros cuerpos: sobre cómo deberían verse, sobre una línea invisible que decide si son válidos o no.

Pero, ¿qué significa tener un cuerpo válido?
Tener un cuerpo válido NO significa someterse a dietas que nos restringen y nos castigan. NO significa alternar periodos de hambre y sobrealimentación en un ciclo interminable de culpa y frustración. NO significa vivir pendientes de la báscula, con miedo a no encajar en un ideal ajeno.

Si te has sentido así, quiero que sepas que no estás sola. Es mucho más común de lo que imaginas.
Nos prometen cuerpos “perfectos”, nos venden dietas milagrosas y nos empujan a seguir patrones de alimentación que terminan por alejarnos de nuestro propio bienestar. Y en ese camino, lo que debería ser natural —alimentarnos, nutrirnos, disfrutar de la comida— se convierte en una tortura silenciosa.

Porque cuidarte no es sinónimo de sacrificio.

Es importante comprender cómo afectan las dietas restrictivas a nuestro cuerpo y nuestra mente. Cómo alteran nuestro metabolismo, cómo nos arrastran al temido efecto rebote, cómo distorsionan nuestra relación con la comida y refuerzan creencias que nos alejan del verdadero cuidado. ¿Por qué nos hemos impuesto alimentos “permitidos” y “prohibidos”? ¿Qué idea tenemos de la delgadez y de la gordura más allá de lo que nos ha impuesto la sociedad?

Más allá del peso, más allá de la báscula…

Si estas palabras te han tocado de alguna manera, quiero que sepas que estoy aquí para ayudarte. Trabajar la relación con la comida no se trata de prohibiciones ni de control excesivo, sino de reconectar con las señales de hambre y saciedad, de aprender a alimentarnos desde el respeto, el disfrute y la intuición.

Tu cuerpo es tu templo.

Para. Escúchate. Y si sientes que este mensaje es para ti… aquí estoy.

Mireia Dote
Terapeuta sistémica especializada en Trastornos de la Conducta Alimentaria
Núm col.: 43524