Sí, te han sucedido cosas que han tenido un impacto en ti, y puede haber partes de ti que estén escondidas o rotas y necesitan ser integradas.
Como psicoterapeutas humanistas e integrativas te acompañamos en todo lo que pueda pasar en tu mundo interior. Por eso, no nos definimos como expertas en un área en concreto, sino que tenemos la formación y experiencia profesional de años para ayudarte en cualquier situación vital.
Durante mucho tiempo hemos sido trabajadoras incansables, aunque hemos aprendido que la energía es limitada y lo principal es escuchar al cuerpo. Conocemos nuestras vulnerabilidades, nuestros caballos de batalla, y hemos aprendido a gestionarnos. Y sí, seguimos equivocándonos, cayendo en patrones antiguos, y lo bueno es que ahora los detectamos más rápidamente y nos ayudamos mutuamente en ello, así como ayudamos a nuestros clientes.
Nuestra relación supera la década. Hemos ido compartiendo nuestro crecimiento como mujeres, pasando por varias etapas transformativas. Ser madres las dos nos ha unido aún más, tenemos parejas que nos apoyan incondicionalmente en este proyecto.
Tenemos una manera de ser que cuando nos implicamos en algo, nos lanzamos en cuerpo y alma a ello.
Hacía un tiempo que nuestras consultas individuales estaban tocando techo (sí, puro éxito) y no somos conformistas a la par que deseamos seguir ayudando, por lo que nos embarcamos en este camino. Además, si eres psicóloga o emprendedora entenderás el gusto de dejar ir la soledad que implica muchas veces nuestra profesión por la potencia de la colaboración.
La confianza de saber que nuestras miradas encajan, que podemos compartir todo aquello que estemos sintiendo, de saber que encontraremos en la otra una mirada compasiva y de aceptación de aquello que nos esté pasando.
Crear Calma de Mar juntas ha sido un viaje fascinante; intenso, agotador pero sobre todo excitante. Ha sido volver a sentir un amor por nuestra profesión potente e ilusionante.
Saber que el liderazgo femenino es poderoso, diferente al que conocemos, más amable, menos competitivo, donde el cuidar es nuestra potencia.
Los inicios no siempre son como una espera. Aunque pueda sorprenderte escogí la carrera de Psicología por casualidad. Yo quería hacer Comunicación Audiovisual, y como cuarta opción marqué Psicología. Por pura curiosidad, para entender así la conducta humana.
Llegué a empezar un Doctorado en audiovisuales, sin una dirección demasiado definida, y aunque todo iba bien, hubo un acontecimiento familiar que cambió el rumbo de mi vida por completo. me sentí triste, y sobre todo con mucho miedo. La vida me invitaba a coger las riendas y no fue nada fácil.
Pese a estar perdida, sentí muy dentro de mí que empezaba a ser la protagonista de mi vida.
Decidí hacerme cargo de la empresa familiar junto con mi hermana, y pese a tener mucho miedo, tomé decisiones. Una de ellas fue dejarme acompañar en terapia. Yo había aprendido que tenía que ser fuerte, pero por fin me atreví a abrazar mi vulnerabilidad.
Aprendí más de mi, digerir todo lo vivido y enamorarme de la profesión de psicología, gracias a conocer la corriente del Análisis Transaccional. Mi psicoterapeuta, acabó siendo mi mentor, y tras un viaje de 3 meses por Sudamérica, terminé haciendo prácticas en su Instituto en Buenos Aires. Encontré una persona guía, que me ayudó a validar dentro de mí que era capaz.
Volví a casa y decidí seguir formándome. Cursé un máster de 4 años en psicoterapia, así como realicé prácticas en un hospital Universitario en la Unidad de TOC dentro de otro posgrado universitario, para poder entrenarme en este arte de ejercer la psicoterapia. Después de otras formaciones y aprendizajes empecé a encontrarme de verdad en lo profesional.
Empecé a ejercer de psicoterapeuta, y sentí haber encontrado mi propósito vocacional. A su vez, seguí invirtiendo en mi desarrollo personal, encontrando en el camino a mi pareja actual y creciendo juntos siendo padres de dos maravillosos hijos.
Llevo más de 17 años trabajando como psicóloga y psicoterapeuta. Ahora, mi foco está en acompañar a cualquier persona que quiera conocerse mejor o se sienta confundida y quiera poner más conciencia e intención en su proceso actual. Des de el deseo de mejorar las relaciones en los entornos laborales, me formé como coach de equipos, y acompaño junto a Mónica Jal monté EMA2 para contribuir al bienestar laboral. Soy formadora de cursos de psicología para la Diputación de Barcelona y colaboro con la Fundación Salud y Persona.
Para mí la vida es una terapia, y te ofrezco un apoyo desde mi humanidad, sincero, para acompañarte un trocito de tu camino.
Mi única elección en la selectividad para la carrera fue Psicología, así que ya puedes intuir lo que siempre me ha fascinado.
Nací en Barcelona en una familia donde los libros me rodearon desde pequeñita, y el interés por entender a las personas, por qué se comportan como se comportan, como lidiar con aquello que sienten, es algo que siempre mueve algo en mí.
Estudié Psicología en Blanquerna (Ramon Llull), y en tercero, pude experimentar lo que para muchas a esa edad es una aventura: ir de Erasmus a Italia. Y como la mayoría de personas que conozco que han hecho un Erasmus, fue uno de los mejores años de mi vida. Risas, amigos, abrazos, despedidas,… intensidad emocional en estado puro. Me dio una libertad que no había conseguido experimentar de otra manera. De ser quien era en ese momento. De no llevar etiquetas enganchadas de todos los años anteriores.
Después de seguir formándome, como nos pasa a muchas, me sentí perdida, por lo que me fui a viajar por Sudamérica durante 3 meses a lo mochilera. He tenido la suerte de haber podido viajar por el mundo desde pequeña y siento que esta parte de mi acentuó mi curiosidad, borró de un plumazo los prejuicios que la sociedad nos intenta inculcar, ya que de repente, aquello que pensaba como válido, se empieza a cuestionar. Poco después buscando mi lugar en el mundo me mudé a Londres. Primero con el objetivo de mejorar mi inglés y empecé trabajando de “nanny”, uno de los aprendizajes potentes que mi ego tuvo que lidiar. En Barcelona ya estaba trabajando como psicóloga en un hospital, y me había acostumbrado a definirme por lo que hacía, por lo que no ejercer la psicología descolocó por completo mi ego.
Decidí seguir formándome, cómo no, y empecé un máster de 4 años en psicoterapia integrativa.
Siempre me había protegido en el lenguaje, pudiendo explicar aquello que me sucedía emocionalmente con palabras y conceptos. Aunque tenía muy buen nivel de inglés, no podía expresarme como mis colegas nativos o que llevaban muchos años viviendo en UK, así que irremediablemente esta barrera me llevó a conectar con esa sensación de ser una niña rodeada de adultos “más grandes”, “que sabían más”. Este fue un viaje directo a conectar con mi niña interior. Con su vulnerabilidad y con sus limitaciones.
Me ayudó a conectar con mi cuerpo, ya que la palabra no me servía y a dejarme apoyar por mis compañeras en ese miedo. Los grupos me aportaron el concepto de humanidad compartida, (el cual no sabía que tenía un nombre en ese momento): reconocer que lo que me pasa a mí nos pasa a todas.
Después de 7 años, sentí que mi ciclo en London llegaba a su fin. Volví y el shock cultural inverso también pasó factura, el volver siendo una persona diferente de la que me fui, encontrándome con personas que esperaban que siguiera siendo mi yo anterior.
Me seguí formando en trauma, psicoterapia centrada en la persona, etc. pero el máster más poderoso llegó después: la maternidad. Sin duda ha sido un antes y un después para mi. Como si todo el trabajo previo hecho, se acelerara de golpe. Como si aquello en lo que antes dudaba, de repente, se volviera claro.
Y con toda esta historia, soy la psicoterapeuta que tienes aquí delante. Con mis vulnerabilidades y mis fortalezas. Dándote la mano para acompañarte en lo que necesites.
En cuanto podamos, nos pondremos en contacto contigo para darte el apoyo que necesitas.